Es triste, cuando uno camina por las calles, observar con nostalgia las esquinas viejas. Hoy se han transformado o en grandes palacios de opulencia, o en torres interminables de viviendas para un municipio que no da abasto, colapsado.
Que el patrimonio histórico no es una gran prioridad, no solo en el partido sino en toda la Argentina, no es ninguna novedad. Pero viendo las atrocidades que se cometen día a día contra la naturaleza antigua, sabia por su lento transitar, nos deja boquiabiertos. Árboles de mas de 100 años que en segundos se hacen añicos, viejos que parados en la esquina ya no tienen ni lagrimas para llorar, desgastados.
Es difícil dar paso a un reclamo tan nimio con todas las falencias que presenta nuestra realidad. Todavía no cumplimos con satisfacer los reclamos más sencillos y elementales y sin embargo siento en el pecho la necesidad de dar rienda suelta a algo que no es menor: El respeto por la madre tierra, la naturaleza. Y, puntualmente, los árboles del partido.
¿Que cosa horrible le paso al hombre, que dejo de disfrutar de la naturaleza? ¿Acaso será mas agradable descansar a la sombra de un lapida fría de 15 pisos que viola la intimidad de el barrio? No, de eso estoy seguro. Pero no es solamente la sombra, sino el árbol como un todo. Como el condominio de los pájaros que sobrevuelan nuestros jardines llevando su melodioso canto como una bendición de la tierra. O el inconfundible silbido del viento, que hace susurrar a las hojas y las hace volar en otoño.
Pero no me quiero perder en bellas palabras poéticas. El árbol es una unidad que lejos de perjudicar, aporta:
- Sombra: Humedeciendo el ambiente y proporcionando esa tibia caricia en los días de sol
- Oxigeno: Un árbol no solo produce oxigeno sino que además filtra el aire, eliminando gases tóxicos. Se dice que diariamente produce oxigeno para 10 personas.
- Limpieza: Purifican no solo el aire produciendo oxigeno, sino reteniendo todas las partículas de polvo que deambulan por el aire. Limpian, además, la polución sonora que impacta en sus hojas que todo lo absorben (el cemento lo reproduce) creando un ambiente sereno y mas apacible a nuestros oídos.
- Producto: No solo los árboles frutales producen alimento, sino que todos, ya que siempre hay una especie animal que hace usufructo de el. Además, su madera sirve en cada poda para satisfacer nuestras necesidades como combustible vegetal.
- Protección: No solo fijando cimientos con sus raíces, sino impidiendo que las lluvias erosionen la superficie. Además, son una fuente de absorción elemental ante inundaciones.
- Belleza: No esta de mas agregar el aporte estético y armónico de un árbol. El hombre puede disfrutar de la paz y la sólida presencia en su desarrollo espiritual.
Estas son algunas de las cosas para nombrar sobre la desinteresada tarea de los pilares de nuestra civilización. Pero vamos a la parte fea.
Hoy, en este mundo vacío de contenido, pero lleno de marcas y fachadas, los estamos relegando. Pero no en el triste olvido como a un abuelo, o la memoria de un ser querido: Los aniquilamos. Y no esperemos que las razones sean grandes motivos, porque hoy en día la sociedad no se mueve con ellos. Una simple razón estética es suficiente para que un gris individuo de la municipalidad, dictamine su muerte.
Este ultimo año, he visto en todo San Martín la tala indiscriminada de árboles históricos. Se que la ley nada dice en cuestiones privadas, pero ya se ha hecho algo a nivel publico.
El 17 de enero de 2003 el Honorable Concejo Deliberante promovió, por medio del expediente 30-D-2003, la ordenanza 8467. En su detallado cuerpo, la ordenanza impulsa la declaración del arbolado público de San Martín como “patrimonio natural, cultural, y paisajístico del municipio”. Se sienta así un precedente importante para nuestro partido, ya que en su extenso articulado, no solo se recalca la necesidad de cuidarlo sino además la importancia de promover su manutención e implantación en parques y jardines. Propone, además, la elaboración de un registro de “Árboles Históricos”.
Pero, en materia privada, poco podemos hacer los que protegemos nuestros árboles tierra dentro. La ley argentina es, en este sentido, bastante escueta.
Los artículos 2628 y 2629 del código civil de la Republica Argentina establecen:
Artículo 2628
“El propietario de una heredad no puede tener en ella árboles sino a distancia de tres metros de la línea divisoria con el vecino, o sea la propiedad de este predio rústico o urbano, esté o no cercado, o aunque sean ambas heredades de bosques. Arbustos no pueden tenerse sino a distancia de un metro”.
Artículo 2629
“Si las ramas de algunos árboles se extendiesen sobre las construcciones, jardines, o patios vecinos, el dueño de éstos tendrá derecho para pedir que se corten en todo lo que se extendiesen en su propiedad; y si fuesen las raíces las que se extendiesen en el suelo vecino, el dueño del suelo podrá hacerlas cortar por sí mismo, aunque los árboles, en uno y otro caso estén a las distancias fijadas por la ley”.
Visto el primer artículo, cabria preguntarnos: Si los terrenos de nuestra zona, no son más extensos que lo que establece la ley, (8,66 mts) ¿como es posible tener un árbol a mas de 3 metros de cada pared medianera? ¿Será que estamos destinados a solo tener un árbol en el medio? ¿Que dice sobre árboles previos a la división de terrenos, en los que las medianeras se construyeron posteriormente y a visto bueno de la municipalidad que las aprobó?
Sobre el segundo, también habría que decir: ¿Es solo requisito de poda que la rama pase la medianera? ¿No se juzgan temas sobre salubridad, frutos, tipo de raíces, tipos de árboles y demás?
Lo que podemos ver es que la ley no esta, claramente, a favor de la preservación de estos. A nivel privado, los que creemos que el patrimonio natural no es algo mas que arrasar, necesitamos una ley inclusiva para con la naturaleza. Una ley que no priorice lo material y estético por sobre lo natural porque, poco a poco, iremos viendo como los centros urbanos se vuelven fríos conglomerados de torres hacinadas. Necesitamos que se incluya en este tipo de artículos consideraciones del tipo ecológico/ambientales con evaluaciones de impactos, no solo de “las hojas que ensucian”, sino de la oxigenación del aire, limpieza sonora, etc. Artículos que modifiquen a otros artículos que como pájaros, se disgreguen por todas nuestras restricciones legales dándole la verdadera importancia que tiene la naturaleza en nuestro día a día: Ella nos dará tanta vida como la que nosotros le damos a ella. Cuidemos el patrimonio histórico natural, en ello también vive la historia de cada pueblo.
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